Hoy se cumple el aniversario de la final de Glasgow, una
final que la viví desde un televisor de un bar de la calle Gonzalo Bilbao,
hasta donde el camarero era Betico, ese día estaba con mi hermana, y tengo que
reconocer que lo pasamos, bastante mal, en muchos momentos el partido no estuvo
tan claro como pensábamos los sevillistas, y es que el Español nos planto cara
y lucho por una historia que se le había negado años antes.
Pero nosotros en nuestras filas teníamos a un portero que
este año se despide, un portero que ojala se vaya y vuelva por la puerta
grande, por la misma que se nos fue el mismo año Antonio Puerta, pero a nuestro
Palop le deseo la vuelta a nuestro Antonio que nos proteja desde donde este,
como excelente persona que sin duda fue.
Ese día aparecieron Adriano, haciendo el contragolpe
perfecto, esa punta de velocidad por su musculatura que tantos problemas le ha
dado y tantas veces se ha roto, ese día apareció D. Kanoute, para que hablar de
este jugador ya esta todo dicho de el.
Pero cuando todo se oscureció, con un gol de fortuna del Español,
que en la prorroga y con uno menos no mereció empatar, llegaron los penaltis y ahí
apareció San Palop.
Otro jugador al que hay que agradecerle su sevillismo y que
seguro que vuelve a su casa, pero que vendrá a visitarnos, porque lleva el
Sevilla en su Corazón, el sabe de mas lo que lucho Monchi para que alguna vez
llegara este portero, creo que el tiempo dio la razón a Palop y se la quito a
su amigo Cañizares, no hay color.
Cuando Palop paro el último penalti y salio corriendo, fue
la carrera eterna, pense que nunca lo cogerían, mi alma se junto con la suya y corrí
con el dentro de aquel pequeño bar. Sin saber como habíamos conseguido nuestra
segunda Uefa.
Ojala hubiera estado allí, pero para mi ya fue demasiado Eindhoven,
demasiado Madrid y no podía seguir gastando, en lo que amo de verdad el futbol.
Espero que con esta crónica os acordéis de un día como hoy
en el que un portero quiso romper la barrera del viento.
Alineacines
Iraizoz; 8 Zabaleta, 21 Jarque, 19 Torrejón, 3 David García;
18 Rufete (7 Pandiani, 56’ ),
9 De la Peña (16 Jonatas, 87’ ),
22 Moisés, 11 Riera; 23 Tamudo (4 Lacruz, 72’ ) y 10 Luis García.
Sevilla FC, 2: 1 Palop; 4 Daniel Alves, 2 Javi Navarro, 19
Dragutinovic, 16 Puerta; 8 Poulsen, 18 Martí, 25 Maresca (15 Jesús Navas, 46’ ), 6 Adriano; 10 Luis
Fabiano (9 Kerzhakov, 64’ )
y 12 Kanoute.
Árbitro: Massimo Busacca (Suiza). Amarilla a Moisés (12’ ), Luis Fabiano (63’ ) y Kanoute (81’ ). Doble amarilla a Moisés
por entrada a Kerzhakov (68’ ).
Goles. 0- 1 Adriano (18’ ). 1- 1 Riera (28’ ). 1- 2 Kanoute (105’ ). 2- 2 Jonatas (115’ ).
Penaltis: 0- 1 Kanuote (Sevilla). 0- 1 Luis García
(Espanyol), detiene Palop. 0- 2 Dragutinovic (Sevilla). 1- 2 Pandiani
(Espanyol). 1- 2 Daniel Alves (Sevilla) lanza por encima del larguero. 1- 2
Jonatas (Espanyol), detiene Palop. 1- 3 Puerta (Sevilla). 1- 3 Torrejón
(Espanyol), detiene Palop y el Sevilla es CAMPEÓN.
Estadio: Final de la Copa de la UEFA disputada en Hampden
Park (Glasgow). Lleno. Javi Navarro levantó el trofeo de campeón por segunda
vez consecutiva.
El Sevilla gano la Uefa 4- 2 en los penalties, tras 2- 2
final de la prorrogaltras acabar el partido 1- 1-
El Sevilla conquistó la UEFA por segundo año consecutivo
tras una preciosa final de ida y vuelta (2- 2), con tres paradas de Palop en la
tanda definitiva. Como hace 19 años, el Espanyol perdió el título en la lotería
de los penaltis.
Toda la gloria para este Sevilla, que dio la primera
estocada en lo que puede ser un fin de año memorable. Demostró su recién
conquistada jerarquía y ganó una final que le exigió paciencia, precisión y
sobre todo un máximo esfuerzo. El Espanyol no tuvo nada que ver con el
Middlesbrough de 2006, dominó durante muchos minutos y dejó bajo la lluvia de
Glasgow una gloriosa estampa de dignísimo finalista y las mismas lágrimas de
1988 en Leverkusen.
La Copa costó una prórroga y ríos de sudor ‘palangana’. La
victoria sólo se aclaró tras la expulsión de Moisés, la aparición de Navas y la
renuncia de Valverde a Tamudo y De la Peña, con la prórroga y los penaltis como
único asidero.
No admite más crítica el Espanyol, que se vació y derramó
grandeza. Alcanzó su objetivo gracias a un golazo de Jonatas en la prórroga.
Algo impensable tras el acoso hispalense, que se estrelló ante las manoplas de
Gorka y no pudo cerrar la final ni siquiera tras el gol de Kanouté.
Y es que el Espanyol dio la cara desde los primeros minutos,
pese a los ahogos de De la Peña ante Poulsen y Martí. Por el costado izquierdo
Riera, con la ayuda del incesante David García, puso contra las cuerdas a
Alves, socorrido de urgencia por Poulsen. De todos modos, en ese arranque, la
balanza se inclinaba al campeón, que sólo sufría en el balón parado.
Sin embargo, Palop hizo de la necesidad virtud y tras un
córner, se puso a la tarea del delineante y lanzó el contragolpe. El saque con
la mano botó cerca de la divisoria y Adriano se encargó del resto tras una
evidente falta de contundencia de Zabaleta.
El gol no hizo mella en el ánimo espanyolista, que pese a su
presunto rol de cordero, se presentaba en Hampden Park invicto, con 11
victorias en 14 partidos. A la media hora llegó el empate de Riera, preludio de
lo que ofrecería el equipo de Valverde, mandón en las pelotas divididas,
convencido de sus posibilidades.
Expulsión clave
Necesitaba cambiar la dinámica Juande, nada temeroso ante el
intercambio de golpes. Pronto probó el minúsculo extremo la capacidad de
reacción de Zabaleta, pero no estaba para tonterías el Espanyol, que pudo
ponerse en ventaja con una aparición de Tamudo y una volea de Riera que mereció
encontrarse con la red.
Tanto se envalentonó, que al toque de corneta de sus
volantes, hizo suyo el centro del campo. La final parecía en su poder. Suyo era
el balón y las mejores oportunidades. El Sevilla había abandonado el ‘trivote’,
pero parecía aturdido ante el sorprendente y veloz planteamiento de Valverde.
Merecía mejor suerte el Espanyol, furioso bajo la fina
lluvia escocesa. Pero encontró el mayor castigo justo en el ecuador de la
segunda mitad, con la justa expulsión de Moisés. Derrumbado el equilibrio de
fuerzas, tuvo que conformarse con desgranar los minutos en busca de la
prórroga.
Valverde incluso renunció a Tamudo, el alma ‘perica’, para
reforzar su zaga con Lacruz y su media con Zabaleta. No le quedaba otra que
aguantar el temporal y esperar un guiño del destino.
En el alargue, la velocidad de Navas y la puntería de
Kanouté impusieron una lógica que parecía definitiva. Pudieron rematar mucho
antes ante el inspiradísimo Gorka. A cinco minutos del final, en la única
llegada barcelonesa un latigazo de Jonatas llevó la euforia a Montjuic.
El Espanyol parecía con viento de cola para los penaltis.
Sin embargo, el instinto de Palop acabó con todos sus sueños y le transportó de
nuevo a la pesadilla de Leverkusen.
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