martes, 22 de noviembre de 2011

Historia Del Sevilla FC Capitulo 9

Tras el final de la Guerra Civil y el triunfo sevillista en la primera Copa del Generalísimo, vuelve el Campeonato Nacional de Liga en la temporada 1939-40.
En pleno ambiente de posguerra, el Sevilla bautiza a su delantera con el sobrenombre de «stuka». Pasó a la historia por su gran capacidad goleadora y tomó el mote de los famosos cazabombarderos nazis, gracias a su facilidad pura caer en picado sobre las porterías contrarias.

El Sevilla, entrenado por Pepe Brand, comienza la Liga 1939-40 frente al Real Madrid, perdiendo por 3 a 1 A pesar de esta derrota inicial, el equipo blanco hizo una buena temporada, que tan sólo estropeó en la última jornada, en que perdió la liga a quince minutos del final, teniéndose que conformar con la segunda plaza.

En la jornada 17 derrota al Valencia por 4-2 y se coloca el primero en la tabla clasificatoria. En el penúltimo episodio liguero derrota al Barcelona (1-2) y llega al último encuentro, bastándole una victoria ante el Hércules para proclamarse campeón. Sin embargo, no pudo ser. El conjunto blanco tan sólo pudo empatar a tres, por culpa de un gol del equipo alicantino a quince minutos del final del partido y de la Liga. Con este resultado, ganó la competición el Atlético Aviación, del que se dijo que había primado al Hércules. Esta fue la primera vez que se habló de pagos a terceros en el fútbol español.
En esta Liga 39-40, el Sevilla ganó once partidos, empató seis y perdió cinco. Consiguió marcar 60 goles y recibió 44.

El máximo realizador sevillista fue Raimundo, con 16 dianas.
La plantilla hispalense estaba formada por: Guillamón y Bueno (porteros); Joaquín, Villalonga, Benítez y Cayuso defensas); Torróntegui, Felix, Alcázar, Fede y Segura (centrocampistas); López, Pepillo, Campanal, Raimundo, Berrocal, Salustiano y Tejada (delanteros).


Los eternos rivales sevillanos juegan la primera eliminatoria de la Copa del Generalísimo del 40, aunque antes ya se habían enfrentado en encuentros amistosos, Liga y torneos regionales.

En los enfrentamientos de esa temporada, el Sevilla había vencido en tres, por sólo una derrota. Además, mientras el conjunto blanco fue subcampeón liguero, el Betis descendió de categoría. Todo ello hacía suponer que los sevillistas eran claros favoritos, pero la lógica en los «derbies» nunca ha existido.
El 23 de mayo de 1940 se juega el primer encuentro en el campo del Betis, venciendo los blancos por 0-3, con dos tantos de Torróntegui y uno de Raimundo. Cinco días después se juega el partido de vuelta en Nervión, con sorpresa en el resultado final: el conjunto verdiblanco se impuso a un confiado Sevilla por 2-3. Torróntegui y López hicieron los goles sevillistas, mientras Caballero, Saro y Romero anotaron para los béticos.

Tras eliminar al Betis, los nervionenses quedan apeados frente al Zaragoza, al ganar 1-0 en Nervión y perder 4-2 en la capital aragonesa.

El hecho de mayor relevancia para el Sevilla en los años cuarenta fue la aparición de la legendaria delantera «stuka». Aunque jugaban juntos desde 1937, no fue bautizada así hasta que consiguió fuertes goleadas ante el Barcelona (11-1), Valencia (10-3) o Hércules (8-3).

López y Berrocal en las bandas, Campanal como delantero centro, junto a
Pepillo o Torróntegui, que se alternaban en el once titular, y Raimundo en los Puestos de interiores, alcanzaron una total compenetración, que se reflejó en sonadas victorias con numerosos tantos.

Saltó a la fama al conseguir 25 goles en tres encuentros oficiales consecutivos, record que aún no ha sido superado por ningún equipo español.

De sus componentes cuentan lo siguiente las criticas de la época: «Guillermo Campanal, como delantero centro, abría huecos y martilleaba sin piedad. Su ímpetu y remate hacían temblar a los porteros contrarios». Cayetano Luca de Tena escribiría por aquella época: «Con Campanal entró en el fútbol español el mundo de la goleada... era como un carro enemigo, dispuesto siempre a abrir fuego».
<(Raimundo ponía la guinda en un fútbol de artesanía; Torróntegui aportaba la potencia y el nervio; Pepillo pasó a la historia como ejemplo de sencillez y estabilidad futbolística; López era el oportunismo, la brillantez y la rapidez en la culminacion de la jugada; por último, Berrocal era genial y practicaba un futbol de seda». El propio López define el juego creado por tan magnífica línea como «un futbol bonito, trenzado, preciosista y a la vez terriblemente práctico y demoledor, que divertía al público».

Además, el Sevilla se reforzó esta temporada con un defensa como Ricardo, tres centrocampistas, Asensio, Moreno y Conrado, y el delantero Santa Cruz. De todos ellos sólo dio un buen resultado Ricardo.

El 29 de septiembre de 1940, en la primera jornada de la Liga 1940-41, el conjunto sevillista, que en la pretemporada había perdido 1-4 frente al Cádiz en partido amistoso, goleó en Nervión al Barcelona por once a uno. Y eso que fue el conjunto azulgrana quien se adelantó en el marcador. Campanal, en cuatro ocasiones, Torróntegui, en tres, y Raimundo y Berrocal, dos cada uno, batieron la meta catalana, completando la gran hazaña sevillista.
Durante esta temporada, la alineación base estuvo formada por: Guillamón; Ricardo, Villalonga; Alcázar, Félix, Fede; López, Torróñtegui, Campanal, Raimundo y Berrocal.

El conjunto blanco consiguió aplastantes resultados: en la segunda jornada ganó 0-4 en Oviedo; en la tercera, 10-3 al Valencia, y más tarde, 8-3 al Hércules y 5-4 sobre el Real Madrid.

Finalmente, quedó clasificado en quinta posición, con doce partidos ganados, dos empatados y ocho derrotas. Anotó 70 goles y encajó 43, con Campanal como «artillero» más sobresaliente con 18 tantos.
En la Copa del Generalísimo, el Sevilla fue eliminado por el Valencia en cuartos de final. La «delantera eléctrica», como se denominaba a la levantina, fue clave en el amplio triunfo en el primer partido (84). En el encuentro de vuelta, tan sólo se consiguió vencer 2-1. Posteriomente, el conjunto de Mestalla conquistaría el titulo copero.

Para esta temporada, la plantilla se había reforzado con Andrés Mateo, del Cádiz, y Pedro Alconero, del Baracaldo, ¡ que junto a Félix cuajaron, desde muy pronto, una línea central de gran prestigio. Alconero lograría, además, un hito
histórico, ya que no faltó a ningún partido de competición durante cinco años consecutivos.

En la temporada 1941-42, la Federación aumenta a catorce el número de equipos de Primera División. El conjunto nervionense finalizaría la competición en la sexta plaza, a pesar de haberla iniciado con sendas goleadas: en la primera jornada, 10-0 frente al Real Oviedo, y en la segunda, 7-2 al Alicante (que era el Hércules, que decidió cambiar de nombre en aquella campaña).

El mejor resultado de la temporada, fue una victoria por 0-2 frente al Real Madrid, en Chamartin. La alineación, aquel día, fue la formada por Campos; Joaquín, Villalonga; Alconero, Félix, Mateo; Pe- pillo, Torróntegui, Campanal, Raimundo y Berrocal.

Este año llega al Sevilla el guardameta José María Busto, procedente del Baracaldo, como solución al flojo rendimiento de los porteros hasta ese momento. Fue fichado por el irlandés míster O'Connell, entrenador que había llevado al Betis a proclamarse campeón de Liga en el 35. El debut del cancerbero vasco se produjo frente al Jerez en 1942, demostrando gran sobriedad y eficacia. Su primer sueldo en el Sevilla fue de 750 pesetas mensuales y una ficha de 13.000 pesetas. Cuando se retiró, dieciséis años más tarde, tenía una ficha de 125.000 pesetas.
En esta temporada, el Sevilla ganó diez encuentros, empató siete y perdió nueve. Marcó 58 goles y recibió 45.

El 15 de marzo de 1942 juegan en la capital hispalense España y Francia, ganando nuestra selección por cuatro a cero. Para este encuentro no fue seleccionado ningún jugador sevillista. Un mes después, el equipo nacional empató a uno frente a Alemania en Berlín, donde sí jugó Andrés Mateo.
En el año 1942, Ramón Sánchez Pizjuán deja el club tras nueve años en la presidencia y marcha a Madrid, como directivo de la Federación Española de Fútbol.

Es sustituido en el Sevilla por Antonio Sánchez Ramos, que era directivo desde 1927, pero sólo duró diez meses al frente de la entidad. Entonces fue elegido Jerónimo Domínguez Pérez de Vargas, Marqués de Contadero, que estuvo seis años en la presidencia, hasta el regreso de Sánchez Pizjuán. Durante el mandato del Marqués de Contadero, el Sevilla ganaría la Liga en 1945-46.

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