miércoles, 30 de enero de 2013

El significado de saber transmitir




La educación es necesariamente normativa. Su función no es sólo instruir o transmitir unos conocimientos, sino integrar en una cultura que tiene distintas dimensiones: una lengua, unas tradiciones, unas creencias, unas actitudes, unas formas de vida.
Educar es, así, formar el carácter, en el sentido más extenso y total del término: formar el carácter para que se cumpla un proceso de socialización imprescindible, y formarlo para promover un mundo más civilizado, crítico con los defectos del presente y comprometido con el proceso moral de las estructuras y actitudes sociales.
A eso, a la formación del carácter, es a lo que los griegos llamaban "ética". Valores éticos son los valores "sencillamente humanos", de eso se trata, de recuperar el valor de la humanidad.

Apliquemos esto al Futbol, el entrenador es en realidad quien debe de impartir estos valores, que empiezan en la cantera y terminan con la distinción de que los grandes valores comulgan con la condición del jugador en el campo.

Una buena educación deportiva podría mejorar el nivel personal del individuo y a su vez la salud y la mejora posicional en esta sociedad tan particular.

Si os cuento este tostón es porque últimamente llegan entrenadores de paso, que los únicos valores que demuestran, son la predisposición a no molestar a la dirección de la entidad, y la de no darle salida a los chicos que con tan buenos valores se crean en la cantera sevillista.


Ahora nos llego Emery, que para mi es un entrenador de carácter. Del cual no sabría responder que valores tiene en lo personal, pero de momento esta transmitiendo voluntad y deseo, que es el nombre del titulo de este post. 

Acordaros de la frase de Michel hago mejores a los jugadores pero no al equipo, y es porque los valores que se enseñan son colectivos y no individuales, cada uno tenemos unas características, la calidad, el trabajo, pero el sacrificio es intrínseco en el grupo sin el no hay equipo y de nada valen las mejoras individuales.

Martín González Almeda


No hay comentarios: