lunes, 13 de febrero de 2012
Según la prensa Vasca, el Sevilla se reconvierte en un equipo menor gracias a los errores de Monchi
Mikel Encinas: corresponsal de Mundodeportivo en Donosti.
El Sevilla llega a Anoeta en horas bajas. En la última década, el club hispalense apenas se ha visto en una situación como esta. Aunque su posición no es apurada, los hispalenses están muy lejos de la Champions, objetivo fundamental de un club que encuentra en la máxima competición continental la vía para cubrir un presupuesto de más de 90 millones de euros destinado, en gran parte, a pagar los sueldos millonarios que tienen muchos de sus jugadores.
Hoy en día el club andaluz aspira a ocupar las primeras plazas de la 'otra Liga', la que juegan todos menos el Madrid y el Barcelona. Pero hace sólo diez años, era prácticamente lo mismo que la Real en estos momentos: un grande que acababa de regresar a Primera. El conjunto andaluz consiguió el ascenso de la mano de Caparrós en la campaña 00/01 y en la 01/02 comenzaba la andadura en la elite con una deuda de 42 millones.
Hace tanto de aquello que ni siquiera estaba Del Nido en el palco nervionense. El presidente de la entidad sevillana entró en el club en junio de 2002 con una plantilla que, por aquel entonces, estaba valorada en 6 millones de euros. Para entonces ya estaba Monchi como director deportivo, que durante muchos años fue considerado como el hombre milagro del fútbol español, pero que en las últimas temporadas está gastando mucho y acertando poco.
El caso es que la realidad que asumió el abogado andaluz a su llegada al club es similar a la actual de la Real. En 2002, el Sevilla venía de salvarse en su primera campaña en Primera y tenía una masa social parecida a la txuri urdin hoy en día (27.000 abonados). Por eso, en cierto modo, el crecimiento sostenido que lideró Del Nido durante aquellos primeros años de su mandato puede ser un espejo en el que mirarse para la Real, aunque es obvio que el recorrido que está dibujando el Sevilla en el último lustro está siendo más de retroceso que de crecimiento, sin acierto en los fichajes, ni continuidad en el banquillo, ni una apuesta clara por la cantera.
Del Nido-Monchi, equipo ideal
Del Nido y Monchi formaron un equipo ideal en sus primeros años de convivencia. El Sevilla combinaba una decidida apuesta por la cantera bien liderada por Caparrós, dando protagonismo a hombres como Reyes, Sergio Ramos, Navas, Capel o Puerta, entre otros, con el ojo clínico de Monchi para los fichajes. Mediada la campaña 02/03, el director deportivo fichó a Alves por 1,9 millones, un año después a Baptista por 3; luego vendrían Renato por 5, Luis Fabiano por 3,5, Maresca por 3, Kanouté por 6,5, Poulsen gratis...
Todo ese trabajo del director deportivo era muy bien aprovechado por el presidente, que primero rentabilizaba los fichajes y luego los vendía por precios que permitieron al club acabar con la deuda y convertirse en uno de los más solventes. El traspaso de Reyes marcó un antes y un después en la historia sevillista. La marcha del utrerano al Arsenal (25 'kilos' en 2004) y las posteriores de Ramos y Baptista al Real Madrid (55 millons por ambos) hicieron que el Sevilla se convirtiera en uno de los ricos de Primera.
Esos traspasos, lejos de repercutir en el rendimiento de la plantilla, le dieron al director deportivo una licencia para buscar un perfil de jugador más ambicioso y con la llegada de tipos como Kanouté o Luis Fabiano, el Sevilla construyó un equipo campeón que ganaría -ya con Juande en el banquillo- dos UEFA's, una Copa, una Supercopa de España y una Supercopa de Europa.
Pero, curiosamente, después de esa orgía de éxitos y con dinero para reducir el margen de error de sus apuestas, Monchi empezó a fallar. Desde que el Sevilla vendió a Alves y a Keita en verano de 2008 (50 millones de euros por los dos) sólo ha ganado una Copa y no ha rendido en Champions, al punto de quedarse fuera. Pero lo que es peor, Monchi ha dilapidado desde entonces 88 millones de euros y con todo ese dinero no ha encontrado ningún Baptista, ningún Alves ni ningún Renato.
Esto ha provocado que el Sevilla haya tenido que seguir soltando jugadores interesantes (Cáceres, Adriano, Squillaci) y que cada no clasificación para la Champions se convierta en un durísimo revés para las arcas del club. Hoy se presentará en Anoeta el Sevilla más débil de los últimos tiempos, que viene a reflejar lo difícil y caro que es mantenerse arriba en el fútbol. Sin fuentes de ingreso extraordinarias -véase petrodólares-, los puestos en la elite tienen fecha de caducidad porque todo lo que sube baja
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Publicado por
Martin Gonzalez Almeda
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