Fuente El Correoweb.es
Luis Cuervas del Real (Sevilla, 1975) cumplió su sueño cuando, un buen día de 2004, pasó a formar parte del consejo de administración del club. Su padre fue presidente durante casi nueve años (desde 1986 a 1995), y esto alimentó su ilusión por contribuir a hacer grande al Sevilla. En este tiempo de servicio al club, Luis Cuervas ha trabajado siempre en silencio, con discreción y, sobre todo, con el deseo de no defraudar a su padre. Y lo ha conseguido. Los éxitos de estos años le deben mucho. Ahora, tras siete años en la entidad, llega el momento de afrontar nuevas ilusiones, sin que ello signifique un adiós al Sevilla, a su casa. -¿Qué sensaciones le produce el hecho de cerrar esta etapa?
-La verdad es que dejar el Sevilla implica una serie de sentimientos muy intrínsecos, porque llevo vinculado a él prácticamente desde que nací. He hecho hasta trabajos del colegio en el estadio. Durante muchísimos años la vinculación directa, primero como hijo de un presidente y luego como consejero, ha sido muy grande. Y lo he vivido todo: desde salir escoltado del estadio hasta salir varias veces en autobús con trofeos en la mano. Son muchas vivencias. Hemos vivido de todo en este tiempo. Desde que José María del Nido se incorporó, y yo con él, han sido muchas vivencias positivas. Sólo puedo remarcar una negativa: la muerte de Antonio Puerta, con el que me unía una gran amistad. Y eso nos tocó vivirlo en primera persona.
-¿Qué ha supuesto formar parte del consejo de administración para alguien que lleva un apellido tan importante en la historia del Sevilla?
-Si repescas un reportaje que El Correo hizo con motivo del 28 de febrero de 2002, creo recordar, verás que se confrontaba a padres e hijos a los que se les preguntaba sobre las autonomías, la transición... A mí me preguntaron por mis expectativas de cara al futuro, y yo respondí: tener la ocasión de formar parte del consejo de administración del Sevilla, bien con Roberto Alés, bien con José María del Nido si éste llegaba a ser presidente. Era un sueño cuando mi padre vivía que se ha materializado. La mayor satisfacción de mi vida, después del nacimiento de mi hijo, ha sido poder coger la Copa de la UEFA, llevarla en el campo a mi madre y ofrecerla al cielo, y llevar una camiseta que ponía ‘Siempre estarás con nosotros', dedicada a mi padre. Ha sido una satisfacción plena formar parte del consejo.
-¿Hablaba a menudo con su padre de ese deseo? ¿Qué comentaban al respecto?
-Mi padre participaba activamente en los designios de mi vida y le gustaba, a grandes líneas, marcármela. Una de las cosas que siempre quiso y le ilusionaba mucho es que su apellido continuara ligado al fútbol. Y lo ha estado en la época esplendorosa, esperemos que inicialmente esplendorosa porque será señal de que sigue siéndolo, y ahora a través de este cargo en la UEFA.
-¿En qué va a consistir exactamente su labor de delegado?
-El delegado es una persona designada por UEFA, sobre la que ésta deposita su confianza, para gestionar los partidos que le encomienden en cualquiera de las competiciones que están bajo su auspicio. UEFA te requiere para un determinado partido y te envía a la ciudad donde se va a disputar, a la que llegas con un día o dos de antelación, para llevar a cabo una serie de protocolos ya establecidos. También preside el partido como representante de UEFA.
-¿Cuántos españoles desempeñan esta labor actualmente?
-En España somos tres, que yo sepa. En Europa habrá unos 250 en total, lo que da una idea del poco peso que España, un país campeón del mundo y de Europa, tiene.
-Volvamos al Sevilla. En los últimos tiempos hemos asistido a una importante remodelación del plantel, aunque también hubo cambios en el consejo. El último en salir ha sido usted. ¿Con qué sabor de boca se marcha?
-La verdad es que me voy sintiéndome totalmente agradecido, al igual que ocurrió cuando llegué. Yo entré para representar a un nombre dentro del consejo de administración y depositaron su confianza en una persona de 28 años, que era la edad que tenía yo en ese momento. Sólo puedo tener palabras de gratitud por haber confiando en mí entonces y por el hecho de que me hayan apoyado de la forma en que lo han hecho para poder llegar a la UEFA cuando decidí que había llegado el momento de iniciar otra etapa. Agradezco muchísimo el apoyo de José María del Nido, de José María Cruz... de todos.
-¿Qué le parece el nivel de exigencia que hay actualmente en torno al club?
-El presidente es muy dado a los dichos y creo que no se ha equivocado en ninguno de los que ha recordado. Él siempre dice que los pueblos que se olvidan de su pasado están condenados a repetirlo. Yo creo que no debemos olvidar de dónde venimos, qué somos y hacia dónde queremos ir. Somos una ciudad eminentemente futbolera, pero en comparación con otras nuestras características internas nos hacen tener un menor número de abonados, un pago inferior de cuotas, una menor valoración en lo referente al reparto de los ingresos televisivos... Y todo eso pues, evidentemente, condiciona la marcha del club. Y, se quiera o no, debemos ser pacientes con los chicos y los entrenadores que salen de la cantera, saber que lo que se ha conseguido estos años atrás han sido grandes logros pero que cuesta mucho trabajo conseguirlos. Conquistar cinco copas seguidas ha sido muy, muy difícil.
-¿Y qué conclusión extrae de todo ello?
-Yo pediría, fundamentalmente, paciencia. Hay digamos un relevo futbolístico, desde el entrenador a los jugadores, y esto necesita su acople. No podemos estar desde el primer minuto diciendo si el sistema funciona o no, o si hay muchos o pocos futbolistas. Todos llevamos dentro un entrenador y pensamos en un sistema, pero es el técnico quien pasa más horas con los jugadores. No debemos olvidar de dónde venimos ni dejar de valorar comparativamente con quién nos estamos jugando los cuartos. Para mí ésta no es una liga de dos bloques, sino de tres. Por un lado están Real Madrid y Barcelona; por otro, dos equipos como Atlético y Valencia, a los que les da igual todo presupuestariamente hablando. Patrimonialmente, a efectos económicos, somos la envidia de prácticamente toda la Primera División porque a efectos de fincabilidad, de propiedades, somos un club rico en cuanto al valor de inmuebles, en cuanto al valor de nuestros futbolistas, y con un ratio de endeudamiento inferior a otros clubes como pueden ser Atlético, Valencia o Barcelona. Porque el Barcelona ha conseguido brillar deportivamente en toda Europa, pero le asoman unos beneficios al cabo del año de un 3% o 5% del resultado del ejercicio. Nosotros llevamos siete años consecutivos dando resultados, multiplicando el valor patrimonial de la sociedad. Todo eso hay que meterlo en un total y valorarlo.
-Sería difícil ver a un Sevilla sin el actual presidente a la cabeza, ¿no cree?
-Para mí José María del Nido es único, único. Yo he tenido la suerte de conocer a dos presidentes en primera persona y veo en José María la versión 2.0 de Luis Cuervas, muy mejorada, muy mejorada... Y con una capacidad fuera de lo normal. Ahora mismo, considerar un Sevilla sin él... No me hago a la idea.
-Dice usted "muy mejorada" respecto a la de su padre. ¿Podría explicarme exactamente qué quiere decir con ello?
-Muy mejorada porque José María tiene una preparación digamos académica distinta a la que tenía mi padre. Mi padre tenía el instinto y José María tiene el instinto y la formación. Lleva toda la vida en el fútbol y sabe perfectamente cómo tiene que lidiar en cada uno de los campos. Y yo creo que está llegando ya a su momento culmen como gestor. La batalla que ha emprendido por los derechos televisivos es una batalla totalmente justa, leal y necesaria, y me parece de muy mal gestor no apoyarla como él lo está haciendo. Yo he visto cómo él le ha dicho a determinados presidentes de Primera División que le está pagando los futbolistas con su dinero. Es la verdad. Hay futbolistas comprados por clubes importantes de este país que se han pagado con el dinero que se deja de ingresar. Y les ha dicho que si él fuera accionista de sus clubes, pediría su dimisión por ser malos gestores, ya que están permitiendo que sus entidades dejen de ingresar por miedo a los grandes. Es una batalla justa que, evidentemente, no va a desequilibrar ahora mismo la situación, pero sí puede ayudar a que haya un poco más de competitividad, a que no llegue el minuto 25 de partido y apagues el televisor porque estás aburrido, como sucedió el otro día en el Barcelona-Atlético de Madrid. Y creo que UEFA al final meterá mano en el asunto, porque el desequilibrio se está viendo a nivel europeo.
-¿Volveremos a verle en el Sevilla? ¿Se lo plantea?
-No lo sé. Yo siempre voy a estar a disposición del club para cualquier cosa que éste necesite, aunque ahora mismo no podría, ya que este cargo en la UEFA lo hace incompatible.
-Por último. Permítame una pregunta muy personal. ¿Se va con la sensación de que su padre está orgulloso con la labor que usted ha realizado?
-Yo creo que sí. Quizá le daría pena de que me fuese. Quizá él no me habría permitido marcharme a la UEFA, pero pienso que sí. Cada uno, desde su pequeña aportación, ha contribuido a llevar al Sevilla hasta donde lo hemos llevado. Creo que sí, que mi padre estará contento, aunque sé que no me habría dejado irme.
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