Gracias al área de historia y a los grandes aficionados que
tiene el Sevilla se esta recuperando la historia del Sevilla desde su fundación
hasta el día de hoy, muchos dirán que la misma poca importancia tiene sin el
contexto de títulos, pero la historia nos demuestra lo importante que es el
conocimiento de ella para repetir o no repetir los acontecimientos.
El Sevilla es un equipo del pueblo y para el pueblo, en este
equipo tienen cabida todos los estratos de la sociedad, porque en este club
todos son bienvenidos, cuando alguien pisa nuestro templo y lleva nuestros
colores no importa el estrato del que seas y menos tu cuna, porque en el templo
de los sevillistas eres el protagonista.
Hoy de nuevo volvemos a vivir un hecho histórico, una
semifinal europea, algo que sin duda quedara para que lo apunten los chicos de
historia, pero realmente lo que aparece en la historia del Sevilla, es que
desde el primer día son los sevillistas sin la ayuda de nadie, los que levantan
este club.
Los sevillistas son los que pagan sus estadio, son los mismo los que
deciden salvarlo cuando había que hacerlo, son los sevillistas los que salen y
defiende su escudo en masa, cuando alguien quiere cometer una injusticia con el
mismo y el sevillismo es el que llena y rompe sus gargantas para conseguir que
hoy en día seamos el espejo de muchos.
El teatro de los sueños, ese que tanto causa envidias y
lamentos, lo hemos construido los sevillistas con sangre y lagrimas, pero es
nuestro, porque la historia del Sevilla no es como la de clubes como Madrid o
Barcelona, ni siquiera como la del Atlético o como la de equipos vascos que políticamente
tuvieron sus oportunidades, Nosotros ni hemos tenido ayudas del estado, ni
hemos conseguido aportaciones de los estamentos y mucho menos nos han
financiado, ni ayudado grandes capitales, jamás tuvimos peso políticamente como
región, ni jamás fuerza en las federaciones de fútbol o de árbitros, jamás las
televisiones o las radios fueron nuestro foro gratuito, como si les pasa a
otros.
La historia del Sevilla es una fantasía de obreros
del fútbol que un día quisieron convertir su chabola en un palacio y su gente
en soldados para defendedlo, algo que solo se consigue soñando, que se consigue
con la ilusión de defender unos colores, con la pasión de un pueblo rojo y
blanco que hoy vivirá otra nueva gesta, que hoy podrá hacer historia, aunque la
historia ya la tengamos hecha, que hoy vivirá una nueva batalla en el teatro de
los sueños, ese que nos fabricamos con sangre sudor y lagrimas.
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